y llevo en la frente
el estigma de los casi muertos,
dejaré que me gangrene tu escarcha.
Porque la ausencia de tus manos
es un cilicio
que llaga en silencio la cintura de mis noches,
permitiré que escribas mi epitafio con tu sangre.
Porque el látigo de nueve colas
acorrala el dolor de no abrazarte nunca
sobre mi espalda agrietada de futuros,
rasgaré mis sueños empapados en tu ácido.
Porque el olor a incienso y miserere
cubre el intenso aroma de mares y jazmines
dejando que se pudra la belleza
en un barrizal de pecados inconfesos,
envolveré el cáncer de tu amor en fúnebres ropajes.
(Porque es tiempo de ceniza mis rezos se visten de incertidumbre)
Lola Bertrand
7 comentarios:
Muy bueno este poema , Lola, me gustan tus versos
Saludos Antonio P.
Estos versos tienen mucha esencia. La foto, inquietante.
Besos
Eva
Un buen y sugerente poema, Lola.
Saludos Juanchu
Fuerza y esencia tiene este poema. La foto muy buena.
Besos
Anina
Un verso muy triste, Lola , no se si influirá la foto que nos dejas.
Abrazos
María
Vale mucho tu poema, muy sentido, la ausencia, el dolor; la vida y la muerte.Abrazos de mar a mar, Julia del Prado
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