Sobre la mesa un dolor. Está fresco. Alguien acaba de depositarlo allí.
Se le ve saludable. Bien alimentado. Hondo, muy hondo y profundo.
Una mujer levanta los párpados y lo mira. Le repugna. Acaba de malparirlo y no sabe cómo deshacerse de él. Pensaba que al contacto con la luz se desintegraría. Pero no, sigue allí. Inmóvil. Mudo. Vigilándola.
El dolor parece crecer sobre la pulida superficie. Tiene un color extraño: rojo grisáceo. Guarda silencio, tiene el aire de un cazador acechando a su presa.
La mujer, siente el aire enviciado de la desesperanza atravesar sus pulmones. Vuelve a observar “aquello” que la corroe y le produce pavor.
¿Cuánto dura vivo un dolor?, ¿días?, ¿horas?, ¿minutos?
Una mueca, amago de sonrisa, se abre sobre la epidermis del dolor. Parece la careta de un maléfico payaso. Está satisfecho de su importancia, su alma de tirano lo impulsa a esclavizar a sus victimas.
La mujer intenta sacar fuerzas de donde no las hay. Rebusca en los cajones las máscaras más frívolas. Maquilla su boca de carcajadas falsas.
Intenta mantener indiferencia con una rutina que no le satisface.
Sobre la mesa. Sobre la mesa. Sobre la mesa…
La mujer cierra la puerta del cuarto del dolor, lo mantiene alejado. Sabe que está ahí, que a la menor debilidad por su parte le atacará con saña, pero ella siente sus pasos encaminarse hacia el futuro, y, al menos, ha conseguido sacárselo de dentro.
Tiene la percepción de que, si no lo alimenta, irá adelgazando hasta convertirse en una fina cicatriz. Una más, que se hilvanará a su piel, hasta formar parte del tejido de su geografía sentimental…
Una mujer vuelve a respirar, con fuerza, hasta dentro.
-Parece que duele menos…, se dice.
Lola Bertrand
Se le ve saludable. Bien alimentado. Hondo, muy hondo y profundo.
Una mujer levanta los párpados y lo mira. Le repugna. Acaba de malparirlo y no sabe cómo deshacerse de él. Pensaba que al contacto con la luz se desintegraría. Pero no, sigue allí. Inmóvil. Mudo. Vigilándola.
El dolor parece crecer sobre la pulida superficie. Tiene un color extraño: rojo grisáceo. Guarda silencio, tiene el aire de un cazador acechando a su presa.
La mujer, siente el aire enviciado de la desesperanza atravesar sus pulmones. Vuelve a observar “aquello” que la corroe y le produce pavor.
¿Cuánto dura vivo un dolor?, ¿días?, ¿horas?, ¿minutos?
Una mueca, amago de sonrisa, se abre sobre la epidermis del dolor. Parece la careta de un maléfico payaso. Está satisfecho de su importancia, su alma de tirano lo impulsa a esclavizar a sus victimas.
La mujer intenta sacar fuerzas de donde no las hay. Rebusca en los cajones las máscaras más frívolas. Maquilla su boca de carcajadas falsas.
Intenta mantener indiferencia con una rutina que no le satisface.
Sobre la mesa. Sobre la mesa. Sobre la mesa…
La mujer cierra la puerta del cuarto del dolor, lo mantiene alejado. Sabe que está ahí, que a la menor debilidad por su parte le atacará con saña, pero ella siente sus pasos encaminarse hacia el futuro, y, al menos, ha conseguido sacárselo de dentro.
Tiene la percepción de que, si no lo alimenta, irá adelgazando hasta convertirse en una fina cicatriz. Una más, que se hilvanará a su piel, hasta formar parte del tejido de su geografía sentimental…
Una mujer vuelve a respirar, con fuerza, hasta dentro.
-Parece que duele menos…, se dice.
Lola Bertrand
14 comentarios:
Texto estremecedor. Sabes movilizar al lector, hacer que se impregne de ese dolor que resalta en cada línea.
Un texto que remueve sensaciones.
Tremendo Lola. Saludos
Juanchu
Palabras llenas de Dolor...
Abrazos
Miriam
Ante todo, gracias por llegarse hasta mí, y después decirle, que un aura de tristeza me recorrió, al leer su escrito. Un saludo, desde nuestra hermosa ciudad.
Gracias Lola por tu visita a Voces de Hoy.
Un fuerte abrazo, con olas pausadas de mi mar ausente.
lola
vencer al dolor,ahuyentarle
poquito a poco encerrarle,
es arte de heroína hasta
en el dolor!
Te echaba de menos,corazón!
♥♥♥besos♥♥♥
Tienen una forma especial de llegar al lector, Lola.
Besos
Eva
Tus palabras tienen una fuerza poética arrolladora.
Saludos
Marcus
Transmites gota a gota, palabra a palabra, la fuerza de narradora que te acompaña. Gracias por tu entrega, Julia
http://Juliesusfotosyescritos.blogspot.com
Excelente y mágico texto Lola, me encanta además la foto, que me la he llevado si es que no te enojas claro.
Un abrazo Gus.
Cuánto dura vivo un dolor, ..jamás me hice una pregunta así, y mucho menos describir las sensaciones de su presencia, o que siempre conviviremos con él, y es verdad. Doy gracias al camino que trajo aquí. Mi afecto.
no solamente me has descrito maravillosamente el dolor, sino que tambien lo he sentido. enhorabuena. un abrazo de Maria Laura
Maravilloso texto. Me ha encantado tu blog.
Un abrazo desde Buenos Aires!
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