martes, 21 de agosto de 2007

UNA GOTA DE AMOR


Tú eres mi imperceptible amor de madrugada. Cuando abro los ojos lentamente, aún antes de enfocar la mirada, sonrío. El recuerdo de tu nombre me sabe a besos dentro de la boca, y me despido perezosamente de la tibieza de tus brazos que nunca abrazaron mi cuerpo.
Constantemente estás en mí, aunque no te alcance nunca; el estar o no estar en un lugar concreto es muy relativo; yo sé de tantos momentos en que la presencia física es ausencia, que no me importa que me abraces sin brazos y me hables sin voz.
No me inquieta saber que todas tus caricias se conciben, alimentan y nacen desde dentro de mi ser, porque, aunque tú lo desconozcas, habitas en un hueco profundo de mi existencia y el ignorarlo no te hace menos real y concreto en mi mente poblada de sueños.
Mientras, todavía, los rastros de la noche se diluyen en el fondo de mis ojos cuando todos mis sentidos aún te pertenecen, y empiezo con mi rutina diaria de ser y no ser.
¡Es tan difícil vivir ausente y presente! Hacer las labores cotidianas mientras imaginas unos brazos fuertes rodeándote por la espalda y un aliento cálido en la nuca erizándote la piel; tan difícil, tan tremendamente difícil, responder a lo que otros te preguntan, cuando las palabras que tú escuchas son suaves susurros de amor en los oídos, una música lejana que solamente tu aprecias...
Mi corazón salta de júbilo cuando a lo largo del día puedo percibir, en mi entorno, los sutiles rastros que me vas dejando de tu presencia:
un pequeño pétalo desprendido de una flor, una copa sobre la mesa con la huella de un beso, una palabra evanescente escrita en el vaho del espejo, o una lágrima de lluvia rodando lentamente por el cristal de mi ventana...
Te encuentras en mí, me rodeas, me envuelves: coloreas primaveras inexistentes dentro de lúgubres otoños, das sentido a la música y a los silencios.
“Jamás, jamás/ he dejado de ser tuyo/ lo digo con orgullo/ tuyo y nada más.”
Así canta una voz desde algún lugar de mi casa, y yo la atrapo, la envuelvo y la atesoro dentro de uno de esos huecos secretos de mi ser, a donde no puede llegar nadie más que tú.
En ocasiones imagino que nos difuminamos los dos en un mundo recóndito y cristalino, en el que buceamos desnudos de presiones externas erigiendo una vida inexistente, una vida construida entre dos suspiros, sin espacio ni tiempo...
Un mundo sin rencillas, sin odios ocultos, donde la maldad y las palabras de doble filo no tengan cabida; un mundo donde de verdad sin dobleces y la transparencia existan.
En el que las estrellas sean calcáreas, y las caracolas solo atesoren el eco de nuestros besos; donde tus manos sean algas llenas de vaivenes y caricias, y tus labios lleven impresa la huella de la verdadera sal; donde el arriba y el abajo carezcan de significado; donde tu voz sean burbujas doradas y el calor de nuestros cuerpos acabe transformándonos en una imposible figura de coral para poder sentir así nuestro mutuo abrazo eterno.
Por ti he llegado a imaginarme que soy una gota de agua recorriendo sin prisas mi cuerpo de estalactita, deslizándome sinuosa y excitada por mi roca endurecida de siglos, y cuando llego a mi final, me desprendo con un temblor para fundirme en ti -mi estalagmita- que me espera ansiosa por crecer con esa cadencia lenta y latente de los que no tiene prisa por encontrarse, porque saben que un día llegarán a fundirse el uno en el otro... Y me siento realizada goteando sin descanso mi amor sobre ti, día a día, sin pausa, hasta que nuestros cuerpos de piedra puedan llegar a besarse.
Tú eres para mí el cálido latido de mi cuerpo, salido de la nada, pero presente en mí desde siempre. Y me amarás aunque nunca sepas que me estás amando.
¿Comprendes...


Lola Bertrand

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Una prosa muy bella , confesiones de amor.
Saludos
Antonio P.

Anónimo dijo...

Me gusta mucho leerte , Lola.
Abrazos
Anina

Anónimo dijo...

Me ha encantado como tratas el tema de "EL NOGAL" de tu infancia; de los cuidados que tu padre le prodigaba a tus cabellos ; de como hablas sobre todas las cosas que llaman tu atención, con finísima sensibilidad.
Recibe todo mi afecto.Tu amiga, Lupacia.

Anónimo dijo...

Siempre que te leo pienso que me pierdo dentro de tus palabras.
Precioso Lola.
Saludos de Juanchu

Anónimo dijo...

Una bella historia de amor.
Besos
Eva

Anónimo dijo...

Soy una romántica y por eso me ha gustado leer tu relato.
Abrazos
María

-------------------

WILHEMINA QUEEN dijo...

LOLA:

FELIZ BlogDay

besotessssssss

Anónimo dijo...

Me gusta navegar por por tus palabras , Lola, siempre hacen sentir.
Saludos
Rafael